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Huesa



En la abstracción del tiempo,

arrugada por una fuerza que la chupa desde el ombligo,
entierra su bastón en la arena de la playa.

Lo que queda de la penetración de la tierra estéril,
es la engorrosa empatía,
el inevitable intercambio de fluidos compatibles.
Mar, mujer, mugre.

El polvo le guinda en gel de los surcos,
de esto casi nunca se percata.
No hay espejos en aguas turbadas.

El eco del bastón, en su hoyo de playa,
clamando por sentirse lleno una vez más.
Se engaña a sí mismo, con la arena que vuelve a entrar.
Virginal.

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