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Obdulia Ortega

Bruma Si el vaho de los cristales nos esconde, amágale las manos al viento, hurta la organsa que nos cubre adorna de suspiros mi pelo destrenzado. Que tus dedos bailen tango en mi espalda cuando me riegues con azares ardientes antes que la noche me descalce y divulgue que pequeña… soy sin ti. De todos los poetas que estuvieron el 29 de Noviembre en la Facultad de Humanidad, Obdulia llamó mi atención desde el primer momento que la vi. De todos parecía la más sencilla. Todos los demás venían ataviados y casi, casi, disfrazados; como si la poesía no bastase. O tal vez, pretendiendo ser alguien más. Efectivamente, en el momento en el que empezaron a leer me di cuenta que tenía razón. Sin embargo, Obdulia siguió capturando mi corazón cuando nos regaló sus versos. No recuerdo ya el poema que leyó. Sin embargo comparto este que conseguí en Marca Piel . Con respecto a este poema,  al igual que todos los que he compartido en mi blog, me gusta porque me hace sentir
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Anillos de ceniza

A Cristina Campo  Son mis voces cantando para que no canten ellos, los amordazados grismente en el alba, los vestidos de pájaro desolado en la lluvia. Hay, en la espera, un rumor a lila rompiéndose. Y hay, cuando viene el día, una partición de sol en pequeños soles negros. Y cuando es de noche, siempre, una tribu de palabras mutiladas busca asilo en mi garganta para que no canten ellos, los funestos, los dueños del silencio. Alejandra Pizarnik

Cenizas

Fuente La noche se astilló de estrellas mirándome alucinada el aire arroja odio embellecido su rostro con música. Pronto nos iremos Arcano sueño antepasado de mi sonrisa el mundo está demacrado y hay candado pero no llaves y hay pavor pero no lágrimas. ¿Qué haré conmigo? Porque a Ti te debo lo que soy Pero no tengo mañana Porque a Ti te... La noche sufre. Alejandra Pizarnik

Cold in hand blues

Fuente y qué es lo que vas a decir voy a decir solamente algo y qué es lo que vas a hacer voy a ocultarme en el lenguaje y por qué tengo miedo Alejandra Pizarnik

Voy a dormir

Fuente Dientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme prestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados. Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera; una constelación; la que te guste; todas son buenas; bájala un poquito. Déjame sola: oyes romper los brotes... te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases para que olvides... Gracias. Ah, un encargo: si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido... Alejandra Pizarnik

A la espera de la oscuridad

Ese instante que no se olvida Tan vacío devuelto por las sombras Tan vacío rechazado por los relojes Ese pobre instante adoptado por mi ternura Desnudo desnudo de sangre de alas Fuente Sin ojos para recordar angustias de antaño Sin labios para recoger el zumo de las violencias perdidas en el canto de los helados campanarios. Ampáralo niña ciega de alma Ponle tus cabellos escarchados por el fuego Abrázalo pequeña estatua de terror. Señálale el mundo convulsionado a tus pies A tus pies donde mueren las golondrinas Tiritantes de pavor frente al futuro Dile que los suspiros del mar Humedecen las únicas palabras Por las que vale vivir. Pero ese instante sudoroso de nada Acurrucado en la cueva del destino Sin manos para decir nunca Sin manos para regalar mariposas A los niños muertos Alejandra Pizarnik

Conocemos el peligro de la vida

Fuente Conocemos el peligro de la vida Conocemos el peligro de la vida La angustia como plomo Sobre los calendarios Cae y se instala Con su furiosa Presencia Acomoda el dolor Y nos retiene Su mano de cieno Hace callar a las palabras. No decimos porque no podemos Hacemos un hueco en el silencio Y de pronto se inunda con el llanto. Todo es triste. Curiosamente triste Nos desconsuela arrancarnos el alma Salir hacia los otros Abriendo el pecho Tendido en hilos de memoria. La casa es un laberinto Que recorremos con los ojos cerrados Y sin embargo… Nos abruma el conocimiento La conciencia El lugar común de este poema Me abruma. Si yo fuera tú iría hacia ti buscando reconocerte. La soledad es cruda y necesaria La alegría sólo un concepto. He visto llorar Te he visto llorar Y hubiera querido tantas cosas Tragarme tu llanto para convertirlo en arabesco Dibujar una cruz Y crucificar a tantos. Es verdad que también cargo con el odio. No puedo sustraerm