Bruma Si el vaho de los cristales nos esconde, amágale las manos al viento, hurta la organsa que nos cubre adorna de suspiros mi pelo destrenzado. Que tus dedos bailen tango en mi espalda cuando me riegues con azares ardientes antes que la noche me descalce y divulgue que pequeña… soy sin ti. De todos los poetas que estuvieron el 29 de Noviembre en la Facultad de Humanidad, Obdulia llamó mi atención desde el primer momento que la vi. De todos parecía la más sencilla. Todos los demás venían ataviados y casi, casi, disfrazados; como si la poesía no bastase. O tal vez, pretendiendo ser alguien más. Efectivamente, en el momento en el que empezaron a leer me di cuenta que tenía razón. Sin embargo, Obdulia siguió capturando mi corazón cuando nos regaló sus versos. No recuerdo ya el poema que leyó. Sin embargo comparto este que conseguí en Marca Piel . Con respecto a este poema, al igual que todos los que he compartido en mi blog, me gusta porque me hace sentir
A Cristina Campo Son mis voces cantando para que no canten ellos, los amordazados grismente en el alba, los vestidos de pájaro desolado en la lluvia. Hay, en la espera, un rumor a lila rompiéndose. Y hay, cuando viene el día, una partición de sol en pequeños soles negros. Y cuando es de noche, siempre, una tribu de palabras mutiladas busca asilo en mi garganta para que no canten ellos, los funestos, los dueños del silencio. Alejandra Pizarnik